Irse no se trata de escapar, sino de encontrar tu verdadero yo.

Cuando una relación te irrita e incomoda durante mucho tiempo, y no logras mejorarla con esfuerzo, dejarla puede ser la mejor opción. No es porque la otra persona no sea buena, sino porque tú te has vuelto malo en la relación. Una relación sana debería traer crecimiento y paz, no consumismo ni depresión. Aprender a dejarla es la mayor satisfacción y protección para ti.